Tren lento

Cuando te subes a un tren lento, pasa algo. Hay un deseo básico que se satisface por un lado, no es un tren rápido, pero por el otro no parece tener de moras. Simplemente vamos avanzando con lentitud por el paisaje y a su debido tiempo, llegaremos. Es inevitablemente agradable. Por supuesto que uno se sube a un tren para ir de un lugar a otro. Eso quiere decir que con quedarte en un solo lugar, logras tu meta, puedes relajarte y disfrutar del paisaje que pasa por tu ventana. Todo lo que podía hacerse se hizo. Lo único que queda es disfrutar de la tierra que se despliega á tu alrededor como una alfombra interminable para prepararnos para el viaje. Creo que siempre es una buena idea comenzar con una relajación breve. El de esta noche es un ejercicio de respiración muy sencillo. Entonces, cuando estés listo, comencemos antes que nada, encuentra una postura cómoda en tu cama y ahora lleva la atención á tu respiración. Notan que parte del cuerpo la sientes en la nariz, en la garganta, en el pecho, en el diafragma con el cuerpo suave y relajado. Y ahora vamos a inhalar profundamente en cuatro tiempos. Vamos a aguantar la respiración por otros cuatro tiempos y después vamos a exhalar en seis tiempos. Estás listo? Comencemos. Inhala en cuatro tiempos. Dos, tres, cuatro. Aguanta la respiración por cuatro tiempos dos, tres, cuatro. Y ahora exhala en seis tiempos dos, tres, cuatro, cinco, seis. Inhala en cuatro tiempos dos, tres, cuatro. Guarda la respiración por cuatro tiempos dos, tres, cuatro. Exhala en seis tiempos dos, tres, cuatro, cinco, seis. Inhala en cuatro Tiempos dos, tres, cuatro. Aguanta la respiración por cuatro tiempos dos, tres, cuatro. Exhala en seis tiempos dos, tres, cuatro, cinco, seis y naa en cuatro tiempos dos, tres, cuatro. Aguanta la respiración por cuatro tiempos dos, tres, cuatro. Exhala en seis, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Perfecto. Ahora permite que tu respiración vuelva a su ritmo normal. Tu habitación a bordo del tren parece el interior de un joyero lujoso y privado. Te recuestas en tu silla colada. Los asientos son de terciopelo rojo. Tienen delgados hilos dorados que recorren las costuras debajo de tus pies. Hay una alfombra violeta gruesa, mullida cálida que silencio los pasos. La puerta que da al pasillo está cerrada. Reluce por lo pulida que está la madera. Alguien limpió la habitación para que no haya ni una mota de polvo sólo para ti. Te llega el aroma de aceite de naranja que usaron para lustrar la madera de tu compartimiento a tu izquierda. La ventana amplia parece una pintura que está siempre cambiando, á cada lado de la ventana. Las cortinas de terciopelo rojo están abiertas para disfrutar la vista anudadas con cuerdas amarillas a través de la ventana enmarcada en la misma madera de caoba. Tienes una vista despejada del campo. El paisaje se extiende uniforme hasta donde alcanza saber. En cuanto comienzas a apreciar realmente un paisaje, el entorno cambia dándote una perspectiva totalmente nueva. La ventanilla superior está abierta. La ráfaga que entra por ahí hace un silbido mientras el tren sigue avanzando,...